Yo esta mierda no la entiendo, y tampoco entiendo cómo el ser humano tiene los cojones de erigirse en artífice supremo de un concepto denominado 'justicia', voz acuñada para creerse por encima de los hombres, del bien y del mal. Debo de ser bastante gilipollas, pero es que no me cabe en la cabeza que desinfectemos nuestra conciencia con alguna gala solidaria navideña y varias 'jornadas de' cuando, día tras día, hay gente que sufre y muere gratuitamente por capricho de cuatro analfabetos enfermos.
No importa su nombre; cientos de mujeres anónimas son ejecutadas por delitos que, supuesta y convenientemente, han cometido a ojos del marido (que comparten con otro buen número de esclavas) o de cualquier hijo de puta que quiera ajustar las cuentas.
Pero claro, esto a nosotros ni nos va ni nos viene, nos echamos las manos a la cabeza y murmuramos "qué horror, qué horror", y a otra cosa.
Porque somos unos hipócritas.
Que se metan por el culo la Alianza de Civilizaciones. Que se metan por el culo el poner la otra mejilla. Y las globalizaciones. Y los pactos. Y el petróleo. Y la mierda del valor del dinero. Y el politiqueo infame de engañabobos que nutre a la población y la mantiene ocupada para que ya no practique la molesta impertinencia de pensar.

*La foto corresponde a una lapidación, para que ustedes se vayan haciendo una idea.
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