miércoles, 22 de julio de 2009

Autobuses de Barcelona

Me parto de la risa, oigan; vamos, que me meo por los suelos y ustedes me van a entender: hoy, por lo que se ve, un autobús, un tásis y un turismo han colisionado en la Diagonal de Barcelona. La noticia en sí no tiene gracia -29 heridos-, además, uno se la coge con papel de fumar deseando que estas cosas no pasen. Lo gracioso y, si me apuran, lo arcaico del gesto digno de un maestro del escaqueo es que dicen, escriben, que el autobús iba a 20 km/h. Miren, la única vez que he visto ir a un autobús de Barcelona a veinte por hora le estaban cambiando el aceite en el taller. Si alguno de ustedes ha estado en la capital comprenderá lo que digo. Si el autobús se ha metido una hostia contra dos coches y un árbol, y, entre todos los ocupantes, hay casi treinta heridos, nadie en su sano juicio va a creer que iba a veinte por hora. Eso, o que el redactor se ha comido el palito antes del dos. Que no, miren, que no.

lunes, 6 de julio de 2009

Contactos extraterrestres I


Llevo bastante tiempo cavilando sobre la posibilidad de que el ser humano esté preparado para establecer un contacto directo con extraterrestres. Qué quieren, yo me imagino a un gorrilla merodeando por la zona de aterrizaje, a uno de Manlleu intentado comprarle la nave al marciano y a otro de Teruel arreándole cantazos al ovni. Fíjense, hasta soy capaz de imaginar al sujeto preelectoral abalanzándose sobre el visitante para estrecharle entre sus brazos mientras le promete formar una alianza de civilizaciones y le habla sobre las bondades del consenso interespacial. Lo que les cuento.

Sepan ustedes que yo estoy por creer que antes del origen de la civilización en este planeta ya hubo visitantes que vinieron de puente, de fin de semana largo o algo parecido, y cuando vieron lo que se cocía y las hostias que nos dábamos unos a otros sin razón aparente, cogieron la sombrilla y se abrieron por patas. Es por eso que dicen que hay vida inteligente en otros planetas y no en este. No se nos puede coger ni con pinzas; no seríamos capaces de formar una alianza basada en principios sin llegar a un acuerdo preguntando qué hay de lo mío.

Lo cierto –y saltándose toda esa cantinela de la libertad de información- es que hay cosas que no se pueden o no se debieran compartir, visto lo visto no es tan descabellado; si fuésemos seres virtuosos llegaríamos a entender que la información es conocimiento, y no poder, como acostumbramos a oír. Basándonos en la teoría de lo que es justo y lo que no, sí parece que tendríamos que estar de vuelta de todo, pero con la cantidad de imbéciles que cubre el mapamundi yo no me imagino a nadie de por aquí entablando conversación con alguien de por ahí, y menos aún estrechando lazos de amistad.

¿Se han preguntado por qué, cuando vemos una película, nadie va a mear a no ser que tenga que hacerlo encima de alguien? Esto habrá que tratarlo otro día, porque es la mar de curioso.