domingo, 5 de octubre de 2008

Reuniones

A veces me pregunto si tenemos la necesidad de retrotraernos a los años escolares para acolchar, de algún modo, la incertidumbre que es el futuro. Me refiero a ello porque, últimamente, se están dando las circunstancias, más o menos claras, para llevar a cabo diversos encuentros con gentes del pasado con las que tuve relación, a los que la vida, caprichosa y escurridiza, se ocupó de llevar por caminos diferentes. Lo considero como esas cenas de promoción a las que la gente acude para comprobar quién tiene el mejor trabajo, quién está más calvo o quién tiene la novia con las tetas más grandes. Estoy seguro de que hay honrosas excepciones, no lo dudo, pero por lo general ésa es la dinámica. Estos encuentros son una valoración de las vidas ajenas respecto de la propia, una comparativa para mantener la conciencia tranquila y pensar que no estamos tan mal, que siempre hay alguien que está peor, que qué le vamos a hacer y que habrá que ir tirando.
¿Y ustedes, qué opinan?

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