jueves, 23 de abril de 2009

Lo de hoy

San Jorge y el dragón - Rafael

Los veintitreses de abril son fecha harto curiosa desde que Cristo dio las tres voces, bueno, un poco después, porque se rememora la hazaña que llevó a cabo sobre el siglo tercero un tipo de capa y espada que, con el yelmo calzado y la aureola luciendo cual neón, finiquitó a un bichejo verde, grande y algo arisco que escupía fuego por la boca. Ahora a esto lo llaman magnicidio y te pueden enchironar como te descuides; antaño era gimnasia muy aplaudida por los atemorizados vasallos feudales y por alguna que otra ‘lagarta’ con pretensiones de lucir marido fuertote.

La realidad es que San Jorge de Capadocia, el que salvó a los lugareños del monstruo en la leyenda, era un poquito chaquetero, porque mientras el dragón (sí, el bichejo era un dragón, no un diputado) se zampaba el ganado de los aldeanos -y cuando faltó éste, una persona diaria elegida por sorteo- estuvo jugando al tute, dando un órdago o vayan ustedes a saber qué, porque el amigo no movió un dedo. Ahora bien, el día que salió elegida la hija del rey le faltó tiempo para arrancarse a lanzazos con el dragón. No hay nada como tener proyectos.

Este día, el veintitrés de abril, pasa por ser el más estable en lo que a muebles se refiere, por aquello de que se celebra el día del libro y está feo ver una mesa o un armario cojos. Por lo demás sabemos que murieron Cervantes, Pla, y Shakespeare, aunque este último con un poquillo de trampa por aquello del desbarajuste de los calendarios.

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