martes, 7 de octubre de 2008

La fuente de alimentación

Hoy ha sido un día grande, enorme: un día de hardware.
El horóscopo por la mañana me ha predicho (que participio tan feo, por Dios) que no hable más de la cuenta con mis novias, que no me conviene y es cosa que está bien traída, para qué nos vamos a engañar; también dice que se me va a abrir un horizonte de esperanza en el amor porque el belicoso y siempre cachondo Marte anda directo (vete tú a saber hacia dónde) y Plutón está mano a mano con Mercurio tomándose unas cañas. Vamos, lo de siempre.

El caso es que cuando he conseguido atrancar los párpados me he dado cuenta de que el ordenador estaba apagado –cosa que no es habitual cuando lo dejas encendido. Uy. Tiro del estárter y doy a la manivela pero no se enciende. Uyuyuy. Le susurro unas palabras de cariño, le doy unas palmaditas amistosas y le hablo de lo bello que es el entendimiento cibernético, pero como si nada, que no enciende. Como ya me conozco el percal, por previsión más que nada, esta vez he abierto las ventanas de la habitación para no romper los cristales cuando salga disparada la pantalla. Pánico. Mucho pánico. Un ¡Ay! Como tengo por principio no darme por vencido, a no ser que pasen Curro Jiménez por la tele, me he puesto a destripar la máquina en toda regla. Martillo en mano y antes de tragarme el ordenador sin quitarle los cables he llamado al Richal para serenarme un poco y departir acerca del problema; no hay nada como la opinión de un tío que está de vacaciones: “tú dale, y si no a tomar por culo.”
Un ¡Dios! y varios ¡Mecagüenlaputa! se han hecho fuertes y han asumido el papel protagonista durante la mañana -cantados en letanía, como los curas de antaño- hasta que se ha dado con el problema: la fuente de alimentación, que ha cerrado el grifo y se ha puesto a régimen.
La informática y el humor siempre han estado muy unidos.


Tras diseccionarlo enterito, recolectar exoesqueletos de arácnidos y langostinos y ubicar los repuestos puedo afirmar -y afirmo- que, a día de hoy, soy capaz de desmontar y volver a montar un trasto de estos sin incendiar la casa ni causar daños (graves) a terceros. De hecho ya sabía hacerlo, pero ahora tengo el grosor necesario en la entrepierna para emprender estas valerosas hazañas que no hacen sino sentirte un poco más útil en esta vida moderna.
Lo cierto es que con el ordenador se sufre una tensión violenta, punto menos que cáustica, porque es un cacharro que te da problemas, no responde y que sólo con ver la imagen de la puta disquetera y el deuvedé parece que se esté descojonando de uno. Y eso, claro, no gusta.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Sabent que:
a) la font d'alimentació genera molta calor.
b) l'ordindor genera molta calor.
c) cada vegada els processadors generen més calor.
d) cada vegada han de fer ventiladors més potents.
e) cada vegada volem els ventiladors més petits.
f) la font d'alimentació sempre peta perquè se sobreescalfa.

Per què no fan les fonts d'alimentació externes, com les dels portàtils, les impressores, etc., etc., etc.?

Spirou dijo...

A) Pues sí.
B) Y no te cuento cuando se cargan las páginas picantonas, aquello echa más humo que el cenicero de un bingo.
C) AMD parece que espabila respecto a eso.
D) Hace años que destapé la torre y en verano le 'enchufo' el ventilador grande con una bandeja de hielo en el suelo. Como lo lees.
E) Pero los ... más grandes.
F) Es una cachonda, a imagen y semejanza de algunos.

Ten en cuenta esto: dentro de cien años tendremos el procesador en la cabeza y gobernaremos todos los aparatos electromecánicos de la casa con el celebro. Cuando nos metan un virus será la hostia. Y cuando nos envíe 'spam' la suegra ya ni te cuento.