viernes, 5 de septiembre de 2008

De vigilia. Na, por joder.

Les daría las buenas noches, pero yo ya no sé ni cuál es el límite del mediodía. Creo que mi reloj biológico ha decidido apuntarse como aspirante al cuarto misterio de Fátima y a darse un largo paseo por donde Cristo dio las tres voces. Eso o se ha vuelto gilipollas.
Lo he probado todo: con la cabeza hacia todos los rumbos (incluido el centro) de la rosa de los vientos; boca arriba, boca abajo; al estilo lechuzo y como la niña paranoica del exorcista; de perfil; sobre la cama y tendido en el suelo. Lo último que he probado ha sido dormir en la terraza en pelotas, al fresco y con un calcetín en la boca, pero como quien oye llover. A mí me daba que era por el puto teléfono móvil de quince bandas y media que no sé para qué coño sirven si nunca tengo cobertura y que, según dicen, funciona hasta cuando está apagado, pero más de una vez se ha ido de excursión por la ventana y el resultado ha seguido siendo el mismo. Tiene cojones la cosa.
Lo de la cabeza hacia el norte lo hago por aquello de la polarización de las células y de la presión arterial, que baja como si te pegases un tajo en la aorta, pero si les soy sincero no noto la diferencia. Tampoco me funciona lo de leer un libro, porque como empiece me lo acabo, y si me pongo tonto me ventilo los Episodios Nacionales sin pegar ojo, y después me muero, pero yo me los ventilo. Lo de contar ovejitas o moluscos gasterópodos no llega a buen puerto, porque por la cosa esta de la clonación (son todas iguales las muy jodías) acabas por descontarte y no veas cómo cabrea. También, por alguna extraña razón me imagino que estoy trabajando en MS-DOS dejando presionado el F3 hasta que se bloquea y comienza a pitar mientras la pantalla parpadea sin parar, y eso me pone más nervioso todavía.
A veces creo que me compraron con las pilas caducadas.
La verdad es que ya no sé qué hacer, tengo sueño y no puedo dormir. Es una de las muchas contradicciones que acaparo, aunque de las pocas que me tocan las pelotas con un desparpajo y un entusiasmo que dan asco. ¿Ustedes duermen bien? ¿Tienen la conciencia tranquila? Yo no.

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